Homenaje a los integrantes de la Conadep

Inauguran una plaza para recordar a los desaparecidos de la UNC

 

Con un auditorio colmado de público, el miércoles 7 de mayo se llevó a cabo en el Cepia un homenaje a los integrantes de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas  (CONADEP) de la ciudad de Córdoba. La distinción otorgada por la rectora de la UNC, Carolina Scotto, reconoce la comprometida labor realizada por estos hombres y mujeres en defensa de los Derechos Humanos. El mismo día se inauguró, en los predios que rodean a la FFyH, la Plaza de la Memoria, la Verdad y la Justicia en la que se recuerda a los docentes, no docentes y estudiantes de la UNC desaparecidos durante la última dictadura militar.

“Bienvenidos a esta casa, que tiene hoy por fin la sensación de que apenas repara tantos años de falta de un pleno, claro y físico reconocimiento a la labor que tantos ciudadanos y ciudadanas vienen haciendo desde aquellos trágicos años de dictadura como un valiente aporte a la reconstrucción de la memoria, a favor de la verdad y la justicia “, dijo Carolina Scotto en el inicio del acto organizado por el Programa de Derechos Humanos, la Subsecretaría de Cultura de la Secretaría de Extensión Universitaria y la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC.
Asimismo, la rectora recordó a las víctimas de terrorismo de Estado que en aquel entonces pertenecían a la UNC. “También hoy es momento de recoger en el nombre propio de cada uno de ellos, el homenaje, la memoria y la recordación”, señaló haciendo alusión a la Plaza de la Memoria, la Verdad y la Justicia que minutos después quedó inaugurada en las cercanías de la FFyH y que exhibe una placa con la nómina de 238 estudiantes, docentes y no docentes que fueron asesinados y desaparecidos en la última dictadura militar. “Nos debíamos una exhaustiva investigación de los universitarios y universitarias, para que sus nombres quedaran grabados en nuestro recuerdo, como un homenaje cotidiano en un espacio público de la universidad pública”, sintetizó.

Reconocimiento
En el marco de este homenaje, la rectora Scotto entregó una distinción a los miembros de la C0NADEP Córdoba, en reconocimiento por la defensa de los Derechos Humanos durante la última dictadura militar. La rectora resaltó la valentía de quienes integraron la Delegación Córdoba en aquellos años difíciles del retorno de la democracia. Especialmente, destacó la figura del arquitecto Luis Rébora, presidente de la Comisión y luego rector de la Casa de Trejo. Rébora se convirtió en 1986 en el primer rector elegido democráticamente por la comunidad universitaria después de la dictadura. “Es un reconocimiento genuino que pretende sumarnos en estas dos largas y difíciles décadas de democracia, en ese lento, demasiado lento, proceso de recuperación de la memoria”, enfatizó Scotto.
Uno a uno los miembros de la Comisión, y los familiares de aquellos integrantes que ya fallecieron, fueron recibiendo su recordatorio. Además de Rébora, se sucedieron los nombres de Rodolfo Barraco Aguirre, Albino Serafín, Rubén Arroyo, José Naguib Nasser, Bernardino Taranto, Narciso Ceballos, Miguel Ángel Manzur, Gustavo Monayar, María Elena Mercado, Miguel Apontes, María Pía Annone, Erio Vaudagna, Carlos Mahieu, Oscar Motta, Patricia del Valle Tasso, Jorge Galante, Silvia Cháves, Felipe Yafe, Felipe Sipowicz, Ramón Oscar Alderete y Francisco Delgado, entre otros.

La plaza y la memoria
“Han pasado más de veinte años de esta difícil recuperación democrática y hoy nos reunimos para poner en concreto, en ladrillos, este recuerdo”, dijo a su turno, Liliana Aguiar, decana de la FFyH. En la segunda parte del evento, quedó formalmente inaugurada la Plaza de la Memoria, la Verdad y la Justicia y se entregaron los certificados a los ganadores del Concurso de Ideas que dio origen al proyecto. “Quienes han participado en el diseño de esta plaza son los jóvenes de hoy. Para nosotros fue un orgullo estar al lado del Consejo Superior en esta iniciativa, porque la plaza tiene una carga simbólica muy fuerte como lugar de recuerdo desde lo público”, añadió la decana.
En primer lugar, se distinguió a los integrantes del jurado conformado por Rodolfo Martínez Paz (representante de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño); Miguel Ángel Rodríguez (Escuela de Artes); Leonardo Bustamante (representante de Graduados) y Ludmila Catela (Comisión Provincial de la Memoria). El arquitecto Martínez Paz, en representación del tribunal, subió al escenario y explicó las características más sobresalientes de la propuesta de Matías Cismondi Duarte y Cecilia Nazareno -estudiantes de Arquitectura y de la Licenciatura en Pintura, respectivamente- que obtuvo el primer premio en el certamen.
La propuesta ganadora se estructura en base a un algarrobo nativo que existe en el lugar y un grupo de sillas vacías que se disponen a su alrededor. “El trabajo es osado, desacartonado, pero respetuoso. No pasará desapercibido para la comunidad universitaria, que usa tan intensamente los caminos allí trazados”, aseveró el arquitecto. Los miembros del jurado, además, destacaron que “más que imponer una mirada cerrada sobre la memoria, la verdad y la justicia, la propuesta plantea interrogantes e interpela a los transeúntes”.
Entre los fundamentos, el jurado subrayó “la singular conformación de un espacio simbólico para la memoria, a partir de un objeto cotidiano como la silla”. En este sentido, la plaza se transforma en un lugar para que los estudiantes se encuentren y, al mismo tiempo, puedan recordar a aquellos que se fueron, a través de esas sillas que quedaron vacías.
El tribunal también distinguió, entre las 21 propuestas presentadas, la de Carlos Abdala, Lucía Martínez, Marianela Peretti, Sofía Rametta y Ángeles Renna (primera mención) y el proyecto de Marisa Almada, Cecilia Becerra y Jorgelina Bonatti (segunda mención).
De acuerdo con las bases del concurso, uno de los requisitos era incluir en la propuesta una placa testimonial y un monumento recordatorio donde figuraran los nombres de todos los miembros de la comunidad universitaria muertos y desaparecidos por el terrorismo de Estado. En este caso, se incluyó la nómina de 238 docentes, estudiantes y no docentes de la UNC. La recopilación de estos nombres que estaban dispersos en cada una de las unidades académicas estuvo a cargo de Gonzalo Pedano, egresado de la carrera de Filosofía.  Esta investigación contó con una beca de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la FFyH y constituye el primer relevamiento global de la UNC que incorpora datos de todas las unidades académicas y dependencias universitarias.
Finalmente, el acto concluyó con la invitación al público presente a recorrer la “Plaza de la Memoria, la Verdad y la Justicia”, acompañados por la música del Ensamble del Método Suzuki (FFyH) dirigido por Leila Airut.

Imágenes del “Nunca más”
El Área de Producción Audiovisual, coordinada por Sergio Schmucler, de la Subsecretaría de Cultura de la UNC, participó en este homenaje a través de la producción de un video documental de 30 minutos donde se repasa el intenso y comprometido trabajo realizado por la sede local de la Conadep.
El documental testimonia la importante tarea que se llevó adelante, en un plazo de seis meses, y que permitió receptar más de ochocientas denuncias en la provincia y constatado la existencia de los siguientes centros clandestinos de detención: La Perla y Perla Chica, dependientes del Tercer Cuerpo del Ejército; el Campo de la Rivera, dependiente del Comando Libertadores de América y del Tercer Cuerpo del Ejército; el Departamento de Informaciones de la Provincia de Córdoba, conocido como D2; y la Casa de la Dirección Provincial de Hidráulica en el Dique San Roque, también dependiente de la D2.
“La gente había comenzado a hablar con cierta confianza y seguridad en el ámbito de la Conadep. Es cierto que muchos se abstenían, por temor, de testimoniar acerca de hechos, realidades y personas que ellos conocían. Había mucho temor, eso es cierto”, dice Vaudagna en el video.
En un momento histórico convulsionado, y bajo la amenaza constante del aparato represivo de la dictadura militar que todavía estaba intacto, los miembros de la Conadep remitieron los originales del trabajo a Buenos Aires y entregaron en Córdoba, con una importante movilización, las copias del informe al entonces gobernador Eduardo Angeloz. “Venimos a cumplir con un deber de conciencia, haciendo entrega en la persona del gobernador de la Provincia el informe final de la Delegación Córdoba de la Comisión Nacional por la Desaparición de Personas. Ciento cincuenta días han significado el lapso que hemos cubierto en nuestra tarea, ciento cincuenta días en los que podemos afirmar que hemos descendido al infierno mismo de la crueldad.  Que este informe no sea el cierre de nuestra actividad, si no el punto de partida que el pueblo reclama para que se haga justicia en el  país y para que nunca más vivamos los horrores que hemos vivido”, Luis Rébora, presidente de la Conadep Córdoba.
El 20 de septiembre de 1984, la Conadep (nacional) entregó al gobierno y a la justicia el informe final. Habían trabajado más de 120 personas durante diez horas diarias. Se recibieron 8870 denuncias, en la que aparecían involucrados más de 1300 oficiales de las Fuerzas Armadas y de seguridad. Fueron localizados cerca de 340 centros clandestinos de detención en el país. Lo titularon “Nunca Más”. Fueron 50 mil fojas que describieron las peores formas del terrorismo de Estado: la violación del derecho a la vida, el secuestro de bebés, las torturas y el entierro de cadáveres en fosas comunes, sin identificación.
“Todos merecemos que los juicios se lleven a cabo. Parece mentira que en más de veinte años todavía no hayamos podido hacer un juicio en Córdoba a los responsables de estos crímenes. Este es nuestro aporte a la verdad y reclamamos justicia. Hace muchos años de esto, y todavía seguimos esperando justicia”, expresa Mercado. Y citando al doctor Albino Serafín, concluye: “Espero que no hayamos trabajado sólo para la historia”.
Con razón, los miembros de esta Comisión advierten que el Informe de la Conadep hoy es el punto de partida de todos los juicios que se están llevando a cabo a lo largo del país para esclarecer la verdad histórica de lo sucedido en los años de plomo y, por ello, constituye uno de los documentos jurídicos más importante de la lucha por los derechos humanos en la Argentina. “Es un hito”, afirman con orgullo.

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