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Estudiante de Archivología participó de las brigadas solidarias en Bolivia

 

Néstor Machuca es un alumno del último año de la carrera de Archivología que participó en el mes de julio en las brigadas internacionalistas solidarias para la recuperación y desarrollo de los archivos y bibliotecas bolivianas. En esta nota, cuenta cómo fue esa experiencia. “Es una forma de devolver todo el conocimiento que uno adquiere en estos años de estudio y poder compartirlo con otros”, dice.

Entre tantos correos electrónicos que recibe por día, Néstor encontró uno que le llamó la atención más que los otros. En el mail pedían voluntarios para ir a trabajar a los archivos y bibliotecas estatales de Bolivia.

Las brigadas internacionalistas solidarias nacieron en 2008, en el marco del seminario sobre destrucción de la riqueza documental y bibliográfica, realizado en la ciudad de La Paz, con el objetivo de contribuir al desarrollo de los centros documentales, bibliotecas y archivos bolivianos.

Estas brigadas están constituidas por profesionales y técnicos, sobre todo latinoamericanos y europeos, que trabajan en diferentes ciudades bolivianas, entre las que se encuentran: La Paz, El Alto, Cochabamba y Oruro. Los organizadores reciben a voluntarios, los distribuyen en diferentes sedes y les dan una tarea acorde a sus conocimientos. Generalmente, cada voluntario se hace cargo del traslado (como en el caso de Néstor) y los organizadores brindan alojamiento y comida, en el lugar donde concurrirá a trabajar.

El trabajo en Bolivia

Néstor Machuca es alumno del último año de la carrera de Archivología de la FFyH y, además, trabaja en el archivo del Registro de la Propiedad de la provincia de Córdoba. En la semana de julio -cuando le correspondían vacaciones en esa repartición pública- Néstor partió rumbo a Oruro, para trabajar en uno de los archivos de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol).

“Cuando llegué me mostraron en qué estaban trabajando y yo tenía que proponer alguna actividad, en base a lo que ellos comentaban y les hacía falta”, cuenta Néstor. “Mi trabajo fue el principio de organización de un fondo documental. O sea, de una parte de toda la documentación que van a conservar en ese archivo”, dice.

El edificio de la Comibol fue inaugurado recientemente y toda la documentación se estaba trasladando hacia este lugar, por eso, a medida que iban llevando material, realizaban el trabajo archivístico, del que formó parte el estudiante de la FFyH. “Ahí agarré una documentación que no estaba totalmente trabajada. Era de una empresa, porque el archivo de la Comibol va a conservar documentación de diferentes empresas mineras. Por el tiempo que estaba, le propuse a la gente encargada empezar algo y terminarlo en una semana. Yo di el pie sobre cómo empezar a organizar esa documentación y, antes de retirarme, tuve que elaborar un informe con las actividades realizadas, donde se proponen pautas de trabajo para los encargados del archivo. Es una capacitación indirecta para los trabajadores actuales”, relata Néstor.

Una experiencia enriquecedora”

Después del trabajo en Oruro, Néstor estuvo dos días en el archivo de la Escuela Técnica de Salud Boliviano Japonesa de Cooperación Andina (ETSBJ), en Cochabamba. “Ahí tenían la documentación más organizada y la encargada del archivo tenía muchos conocimientos. Con ella todavía nos mantenemos en contacto por mail y nos pasamos información o bibliografía”, señala. Detrás de Néstor llegó un estudiante de Brasil a colaborar con el archivo de la Escuela de Cochabamba.

Cabe destacar que en estos dos lugares, Oruro y Cochabamba, Néstor trabajó solo (como voluntario), pero en compañía de los encargados de los archivos. Por último, se dirigió a la ciudad de La Paz, donde se concentra la mayoría de los voluntarios. Allí se encontró con dos estudiantes de la carrera de Bibliotecología de la Facultad de Filosofía y Humanidades y con gente de España, Cuba y Colombia, que van a colaborar y hacer sus prácticas archivísticas y bibliotecarias.

“Fue una experiencia totalmente enriquecedora desde el plano profesional”, dice Néstor y concluye: “También fue un desafío porque, a pesar de ser alumno, tenía que ponerme en un papel profesional. Era mucha responsabilidad estar al frente de un grupo de gente que tenía dudas y cuestionamientos, y había que responderles y asesorarlos. Pero estoy totalmente satisfecho por la respuesta de la gente, que es un agradecimiento sentido. Además, es una forma de devolver todo el conocimiento que uno adquiere en estos años de estudio y poder compartirlo con otros”.

Más información sobre las brigadas internacionalistas solidarias

 

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