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La educación artística, en jaque 

Mediante una carta abierta a la comunidad, la Escuela de Artes de la FFyH cuestiona la reforma en la enseñanza artística que impulsa el gobierno provincial para la escuela media y reclama la suspensión de la iniciativa hasta tanto exista “un debate serio”. Además, reivindica al arte como una herramienta para combatir el fracaso escolar.



Los abajo firmantes, autoridades de la Escuela de Artes de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC, se dirigen a la comunidad de la provincia de Córdoba para manifestar su opinión respecto de la reforma recientemente impuesta en el ámbito de la enseñanza media. 

El ministerio de Educación de la provincia dispuso para el año 2005 la puesta en marcha  de una propuesta de innovación curricular que implica el desarrollo de formatos de cátedra compartida durante todo el período escolar “con proyectos integrales que respeten la especificidad de cada asignatura involucrada, manteniendo la misma carga horaria”. Esta propuesta alcanza a las ciencias sociales, las ciencias naturales y las artes. 

Para el caso específico de Artes, la asignatura pasa a denominarse “Educación Artística” y, pese a la letra del escrito oficial, en los hechos existiría una reducción del 50 por ciento de su carga horaria. Por otra parte, los docentes de las dos disciplinas involucradas comparten la totalidad de ese tiempo frente a los alumnos, de modo que resulta difícil comprender cómo se garantizará la prometida especificidad disciplinar.

Al margen de los méritos de la propuesta, preocupan detalles que tienen que ver con la falta de previsión y sentido de la oportunidad: la falta de contenidos mínimos para realizar los programas apenas paliada con un “cuadernillo de sugerencias metodológicas para período de ambientación de un mes” y la carencia de tiempo necesario para la planificación de proyectos integrados que respeten la particularidad de cada disciplina.

Otros detalles se vinculan con la ausencia de criterios claros de implementación, como la falta de capacitación y desconocimiento por parte del personal docente de los mecanismos previstos para articular el primer año con el segundo.

Finalmente, se observan también  detalles que dan cuenta del apresuramiento y la improvisación de las medidas adoptadas. Entre otros, citamos: la presentación de información fragmentada, la inexistencia de un documento escrito -instrumento legal definitivo y público que ofrezca el marco regulatorio general- y la indefinición en el mediano plazo respecto del carácter de las disposiciones ya que si bien se dicen “opcionales” probablemente se generalicen e impongan de manera obligatoria en el futuro. Como todos sabemos, es una obligación del gobierno difundir los proyectos y políticas educativas. Sin embargo, en este caso en particular y a pesar de haberse avanzado en acciones concretas a nivel institucional, aún se desconoce el proyecto general que se implementaría en todo el ciclo básico unificado.

En al plano estrictamente académico hay tres aspectos que nos interesa señalar porque, a pesar de estar en la base de la propuesta, no se han explicitado con claridad. Nos referimos al problema del fracaso escolar, a la noción de integración y a la carga horaria asignada a la formación artística.

En primer lugar, el proyecto basa su legitimidad en el hecho de que viene a resolver el problema del fracaso escolar y la deserción, fenómeno que atribuye al exceso de carga horaria de los alumnos. Entendemos que se trata de un razonamiento equivocado. Son múltiples y complejas las causas del fracaso escolar, por lo que reducirlas a una sola  y tratar de resolverlo desde allí resulta desatinado. Muy por el contrario, para combatir el fracaso escolar deberíamos comenzar por mantener los espacios de educación artística existentes e incrementar las actividades a través de talleres y espacios artísticos alternativos.

En segundo lugar, no queda claro qué concepto de “integración” sostiene la propuesta. No se trata de una noción simple; el concepto de integración es complejo y, según las diferentes teorías y perspectivas, recibe tratamientos y aplicaciones diversos. Nada se aclara al respecto en los escritos del ministerio. Estamos de acuerdo con la integración disciplinar, pero para poder realizarla es imprescindible una sólida  formación en cada campo, lo que implica el trabajo en cada una de las asignaturas. A su vez, la integración, metodología de trabajo tomada del ámbito científico, debería realizarse cuando existen problemas traducidos en proyectos de trabajo que no pueden abordarse desde la perspectiva de una sola disciplina. El camino a seguir sería entonces un trabajo específico en cada una de las disciplinas artísticas, con puntos de encuentros en  proyectos integrados que surjan como iniciativas de docentes y alumnos de las instituciones educativas y no una unión compulsiva en un área.

Finalmente, la disminución de la carga horaria no es un dato menor. Significa que los alumnos recibirán menor cantidad de formación artística durante la escolaridad obligatoria. Nosotros estamos absolutamente en contra de esa medida. Está comprobado por estudios e investigaciones realizados en el campo de la educación y la psicología que el arte aporta positivamente a la formación de la personas en cuanto al desarrollo del pensamiento y al uso correcto del lenguaje expresivo; promueve además en quienes lo aprenden el pensamiento crítico, la organización temporal, la autodisciplina y la autoconfianza. El arte, además, constituye una herramienta importantísima para la construcción de la realidad y la configuración de las identidades culturales.

La comunidad educativa de la Escuela de Artes de  la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC, institución dedicada exclusivamente a la educación artística y a la formación artística profesional y de docencia en el área desde hace más de 50 años, no puede permanecer ajena a la situación planteada en el ámbito educativo de la provincia y se ve en la obligación de pronunciarse  públicamente, cuanto menos, para formular observaciones y requerir respuesta a estos interrogantes:

¿Qué entiende este proyecto  por “integración”?

¿Cuáles son los supuestos beneficios de la reducción de la carga horaria? ¿Administrativos? ¿Pedagógicos?

¿Existe un proyecto marco con delimitación de etapas precisas?

¿Qué tipo de asesoramiento profesional se requirió para el diseño e implementación del proyecto?

¿Por qué no se convocó a la Universidad para  discutir la propuesta?

Nos preocupa lo que sucede porque afecta a los colegas docentes, muchos de ellos egresados de esta casa, quienes se han visto privados de su derecho a opinar y a participar y ven progresivamente resentida su dignidad laboral; y nos preocupa doblemente porque  afecta a toda  la sociedad en la persona de los jóvenes alumnos involucrados a quienes se les coarta la formación artística.

En función de lo expuesto y en nombre de la comunidad educativa de la Escuela de Artes solicitamos:

Dirección y vice dirección,  jefaturas de Departamento y Consejo de la Escuela de Artes de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC.