Compromiso social y conocimiento abierto en las universidades públicas

El 29 de noviembre se desarrolló el acto por los cuatro años del Proyecto “Universidad en la Sociedad del Conocimiento. Fortalecimiento institucional de áreas dedicadas a la enseñanza con nuevas tecnologías”, realizado en convenio con la Universidad de Santiago de Compostela (España) y financiado por AECID. En esta oportunidad se presentaron los principales logros del programa, que invirtió cerca de 700 mil euros en la Facultad. Además, el académico mexicano Imanol Ordorika, director general de Evaluación Institucional de la Universdad Nacional Autónoma de México, dictó una conferencia sobre la experiencia del portal «Toda la UNAM en línea».

Entre los años 2009 y 2012 se llevó adelante en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC el Proyecto “Universidad en la Sociedad del Conocimiento. Fortalecimiento institucional de áreas dedicadas a la enseñanza con nuevas tecnologías”, realizado mediante un convenio con la Universidad de Santiago de Compostela (España) y financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). El Área de Tecnología Educativa de la FFyH fue la encargada de desarrollar las numerosas acciones que se consumaron en el marco de este programa externo que, con 698.749 euros, fue el que más invirtió en la UNC en los últimos años.

Con 698.749 euros, fue el proyecto externo que más invirtió en la UNC en los últimos años.

Entre los principales resultados logrados por el proyecto se encuentran la compra de equipamiento para las aulas y Escuelas de la Facultad, los sistemas de videoconferencias, las aulas-laboratorio y el laboratorio móvil de informática, la instalación de la red de wifi OpenFilo y la mejora en la conectividad de todos los pabellones, la elaboración de materiales para la enseñanza destinados a diferentes asignaturas y carreras de grado, la dotación de libros y de netbooks para la Biblioteca “Elma Kohlmeyer de Estrabou”, el reequipamiento del box de becarios del Centro de Investigaciones María Saleme de Burnichon, la creación y equipamiento de la Sala de Profesores, la producción de materiales de divulgación y videoconferencias, el mantenimiento de las aulas virtuales, la puesta en marcha de una plataforma de blogs institucionales y la compra de los equipos destinados a la producción y archivo multimedia para el Área de Tecnología Educativa, el CEPIA y el Centro de Documentación Audiovisual.

Con el objetivo de promover el uso y la apropiación de nuevas tecnologías y el acceso libre al conocimiento, se organizaron numerosas actividades de promocion del software libre y la creación de los programas de posgrado gratuitos de Formación Docente “Universidad en la Sociedad del Conocimiento” y “Formación en docencia universitaria y uso de nuevas tecnologías”.

En este sentido, una de las mayores apuestas fue el “Repositorio de Materiales Educativos para la Formación y el Desempeño Docente, Ansenuza”, en convenio con la Dirección General de Educación Superior del Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba.

Esta biblioteca digital, alojada en http://ansenuza.unc.edu.ar es un portal de libre acceso, donde se pueden encontrar materiales educativos y propuestas de enseñanza vinculados a diversas áreas (letras, geografía, ciencias de la educación, historia, artes, entre otras) y su principal finalidad es que los docentes interesados puedan acceder a la producción intelectual de otros colegas y reutilizarla, adecuándola a sus propias propuestas de enseñanza.

Su nombre, que remite a la leyenda sanavirona sobre la laguna Mar Chiquita, indica el carácter regional de los materiales que allí se encuentran.

«Siempre hicimos énfasis en la perspectiva del conocimiento abierto y su relación con los derechos humanos», dice Marcela Pacheco, coordinadora del Proyecto en Córdoba.

El acto por los cuatro años del Proyecto y la conferencia de Ordorika fueron organizados en el marco del ciclo Derechos Humanos Aquí y Ahora, que impulsó la UNC como parte de los festejos por sus 400 años. “Son los derechos humanos los que nos han brindado la perspectiva política y pedagógica en la cual fuimos enmarcando a lo largo de estos cuatro años las decisiones que tomamos. Siempre hicimos énfasis en la perspectiva del conocimiento abierto y su relación con los derechos humanos”, señaló Marcela Pacheco, coordinadora del Proyecto en Córdoba.

A continuación, planteó los principales desafíos a futuro del Área de Tecnología Educativa, importantes para su desarrollo. “La primera tarea que tenemos es repensar el área de trabajo, transformándola en un área de tecnología educativa y conocimiento abierto, ya que es una concepción que permite articular las nuevas tecnologías con nuestra tradición de universidad pública. La segunda, está vinculada a la formación de profesores y alumnos en la participación de uno de los mayores emprendimientos de los últimos años de la cultura colaborativa que es la Wikipedia y el último, pero fundamental, es la formación de los futuros profesores para otros niveles del sistema educativo”.

Adriana Gewerc Barujel, de la Universidad de Santiago de Compostela, coordinadora general del Proyecto.

Por su parte, la coordinadora general del Proyecto, Adriana Gewerc Barujel, de la Universidad de Santiago de Compostela, destacó la capacidad de los miembros del Área para llevar a cabo todas las actividades y acciones señaladas anteriormente y afirmó que “la institución es la garantía de la continuidad de un proyecto centrado en la enseñanza”.

Toda la UNAM en línea y la política de acceso abierto

Posteriormente se desarrolló la conferencia de Imanol Ordorika, académico e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y actualmente director general de Evaluación Institucional de dicha casa de estudios.

Aunque Ordorika obtuvo la Licenciatura en Física en 1991, hoy es profesor de ciencias sociales y de educación en la UNAM, que alcanzó grados de maestría en educación (1993) y en sociología (1998) y el doctorado en ciencias sociales y educación en la Universidad de Stanford, Estados Unidos, en 1999.

Sus trabajos de investigación abordan la temática de las relaciones de poder y política en las instituciones educativas, los recientes movimientos estudiantiles de México, así como el estudio de las políticas públicas y el impacto de la globalización en las instituciones de educación superior.

Ordorika se refirió al proyecto “Toda la UNAM en línea”.

De esta manera, se refirió principalmente al compromiso social de las universidades públicas y contó sobre el proyecto “Toda la UNAM en línea”, al que se refirió como “una experiencia concreta a partir de la cuál va a hacer una reflexión sobre cómo podemos entender este fenómeno desde una perspectiva política, que nos pone en el compromiso de discutir la universidad abierta, el compromiso social, el uso de las tecnologías, la relación con la política y la disputa por el poder”.

“¿Qué planteaban los reformistas del 18 cuando hablaban de compromiso social?, se preguntó Ordorika y enseguida se contestó: “Seguramente algo muy lejano a la idea de establecer una serie de requisitos que son inherentes a las empresas privadas”.

En un momento de su historia, de más de 100 años, la UNAM se encontraba en un escenario de debate sobre cuál era su papel frente a la sociedad. Diferentes circunstancias hicieron que el gobierno de la Universidad no esté en sintonía con el poder político de turno, de derecha y conservador. “Había una serie de críticas y ataques sistemáticos desde el partido de la derecha. Que atacara a movimientos dentro de la universidad era una constante, pero que atacara a la universidad como institución era algo inédito. El ataque estaba fundando en estos dos conceptos: evaluación y rendición de cuentas”, recuerda Ordorika.

Para los ataques se valían de un elemento recurrente en la derecha latinoamericana para defenestrar a las universidades públicas: los rankings internacionales, que les brinda una serie de argumentos que se repiten a lo largo de la patria grande. “Ese puesto no es aceptable”, “que deberíamos ser como Harvard”, “que no estamos produciendo patentes como deberíamos”, “que la sociedad no sabe en qué se gasta el dinero”, “que hay pura política en la universidad”. A todos los conocemos de memoria.

El académico mexicano también participó del conversatorio con estudiantes «A la Universidad sí se viene a hacer política».

Entonces se abrió el debate sobre la responsabilidad social y la excelencia, un término acuñado en la Toyota para sus formas de producción que se importó a la universidad. “Este término es perfecto para quienes plantean los ajustes estructurales y las políticas de corte neoliberal. Nadie sabe lo que es la excelencia, pero todos la perseguimos. En su nombre se pueden cortar los recursos, se pueden plantear mecanismos de asignación para financiamientos, para los salarios docentes, para las becas. ¿Cómo rompemos este discurso? Entonces se empieza a hablar de compromiso social. Pero esto tampoco dice nada. ¿Qué es el compromiso social?: ¿qué vayan estudiantes a mantener una toma de tierras en el norte del país?, ¿qué una organización reparta volantes en una huelga? Nos debíamos un debate sobre esto también”, dice.

Entonces a uno se le ocurrió una idea simple pero brillante: “A estos lo que deberíamos hacerle es poner todo lo que tenemos y hacemos en Internet”.

Así surge el programa “Toda la UNAM en línea. Nuestra Universidad al alcance de todos”, que se encuentra disponible en la web desde 2011. Se trata de un portal institucional (el segundo mexicano más visitado del mundo) para poner al alcance de los usuarios los resultados del quehacer de la institución. Es una herramienta que ordena los contenidos generados en la UNAM para facilitar su búsqueda y a su vez es un espacio comunitario para compartir, que puede personalizarse de acuerdo a las necesidades e intereses individuales de quien acceda a www.unamenlinea.unam.mx

“En un enunciado programático atacábamos tres frentes muy específicos de la discusión universitaria que se estaba dando en México en ese momento: el de la rendición de cuentas, la transparencia y la evaluación, el del compromiso de la universidad con sectores amplios de la sociedad, al menos en uno de los terrenos, y el aspecto de la divulgación nacional e internacional de lo que aquí se hace. Todo esto no se puede hacer sin tecnología y nos replantemos la posibilidad del uso político de la misma para cumplir con una concepción de la universidad en su relación con la sociedad”, relató el académico.

«La universidad derriba sus muros y abre espacios de conocimiento al conjunto de la sociedad», dice.

Ordorika dice que además del efecto político que tuvo la acción, les dio una fuerte legitimidad social. “De repente la universidad derriba sus propios muros y abre todos estos espacios de conocimiento al conjunto de la sociedad, no sólo mexicana sino también para cualquiera que tenga acceso a Internet”. “Nos abrimos a la crítica, nos exponemos públicamente, pero también ponemos nuestros artículos para ser utilizados por otros en investigaciones que pueden interactuar o polemizar con las nuestras”, señaló.

Sin embargo, reconoció que esto les abrió “un montón de puertas” pero también les trajo muchas discusiones hacia adentro de la institución. “Estamos en un campo internacional de la educación superior en donde todas las universidades estamos obligadas a jugar en una competencia por estatus, recursos, reconocimientos y legitimidad. En este campo interactúan relaciones de poder muy complejas en donde algunas universidades definen el paradigma de lo que se debe ser y esa es la universidad elitista de investigación norteamericana. Increíblemente, en los países latinoamericanos los gobernantes, los medios y hasta muchos de nosotros decimos que quisiéramos tener una universidad como esa. Quizás con los mismos recursos, pero una cosa diferente es ser una universidad como esa”.

“Entonces tenemos un fenómeno político que involucra a toda una serie de elementos tecnológicos sobre los cuales nosotros no nos estamos moviendo a suficiente velocidad. Uno de ellos es la lógica de la adopción del acceso abierto, que no tiene que ver con aspectos tecnológicos sino que es un problema cultural”, apuntó.

En ese sentido, planteó la renovación de la noción del compromiso social y su relación con el concepto de acceso abierto “para que no aparezcan como elementos contradictorios de la vida universitaria y que podamos integrar estos proyectos a través del uso de tecnología, posturas agresivas de publicación y acercamiento a nuestros acervos”. “El acceso abierto debe ser una característica que distinga a nuestras universidades latinoamericanas de otras que se manejan con una lógica proteccionista de los artículos, los papers y las revistas, haciendo de la tecnología parte de un proyecto académico y político”.

Por último, indicó que la experiencia de “Toda la UNAM en línea” conjuga “la politicidad de la universidad con su inserción internacional, su capacidad de acción y su creatividad para fortalecer nuestra institución y darle una proyección mucho mayor en un contexto bastante adverso para las instituciones públicas de América Latina”.

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