Matrimonio igualitario en América Latina

jordi-diez-matrimonio-gay-america-latina-1Jordi Díez, investigador de la Universidad de Guelph (Canáda), presentó en el Museo de Antropología de la FFyH su libro «La política del matrimonio gay en América Latina: Argentina, Chile y México».  Este es un trabajo minucioso donde analiza las diferencias y semejanzas entre estos tres países, y destaca cómo interactúan factores indispensables para su legislación. Argentina fue el primer país de la región en aprobar el matrimonio igualitario en julio de 2010 y luego le siguieron Uruguay y México. En Chile todavía no está autorizado.

El 15 de julio de 2015 se cumplieron cinco años de la sanción la ley del matrimonio igualitario en Argentina. De esta manera, nuestro país se convirtió en el primero de América Latina en reconocer este derecho y el décimo en el mundo. Quince días después, en Frías (Santiago del Estero), se celebró la primera boda entre José Luis David Navarro y Miguel Angel Calefato. Según datos oficiales, hasta este año más de 10 mil parejas del mismo sexo ya pasaron por los registros civiles de todas las provincias para casarse.

Sin embargo, este derecho que hoy no se discute y que parece totalmente aceptado por la sociedad tuvo un largo proceso de luchas y acciones en la Justicia hasta que finalmente fue aprobado por las cámaras de Diputados y Senadores de la Nación. “Pensar que hablamos de cinco años nomás. Fue un debate tan álgido y ahora ya pasó a la historia”, dice Jordi Díez, investigador y profesor mexicano del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Guelph en Canáda, que presentó su libro «La política del matrimonio gay en América Latina: Argentina, Chile y México», editado recientemente por Cambridge University Press, el martes 28 de julio en el Museo de Antropología de la UNC, organizado por el Área Feminismos, Género y Sexualidades (FemGeS) y el proyecto «Democratizaciones contenciosas en el pasado reciente argentino» del Centro de Investigaciones de la FFyH. Junto a él estuvieron Juan Marco Vaggione, Alberto Canseco y Eduardo Mattio.

presentacion-jordi-diez-matrimonio-gay-america-latina-1

PoliticsGayMarriageAunque la obra se encuentra todavía solamente en inglés y su título original es “The politics of gay marriage in Latin America” hay conversaciones muy avanzadas para que el Fondo de Cultura Económica realice una traducción en español próximamente.

– En ese sentido, cuando se haga la traducción seguramente va a haber un debate con respecto al título literal, ya que en Argentina y en otros países se llama “matrimonio igualitario”, ¿Cómo ves la discusión con respecto a ese nombre?

-Es muy importante y va a ser complicado. Es una discusión muy interesante. La mejor manera de llamarlo sería matrimonio entre dos personas. Si hablamos de matrimonio entre personas del mismo sexo, ahí no consideramos género y para ciertas comunidades género y sexo no es lo mismo, entonces excluiríamos lo que es género. Si hablamos de matrimonio gay, es una connotación más liberacionista e identitaria de los años 70 y los años 80, que después en los años 90 con la teoría queer baja. Si hablamos de matrimonio igualitario, es un término que se acuñó en España, que lo recupera la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT) aquí después del debate de Diputados, cuando fue el empuje para la Cámara de Senadores. En México, cuando empezó el debate, casi al mismo tiempo que en Argentina pero sin contactos entre ellos, comenzó a llamarse matrimonio libre. Matrimonio igualitario es una manera de apreciar y argumentar este tipo de de uniones, pero es particular y nacional. Entonces, si se llamara matrimonio igualitario sería imponer la manera que se hizo en Argentina y en otros países.

Un estudio comparativo único en su tipo

El contenido del libro hace foco en tres países: Argentina y México donde el matrimonio homosexual ya fue aprobado, y Chile, donde aún no es autorizado. El estudio comparativo de Díez, primero en su tipo, ofrece hallazgos importantes sobre algunas variables que explican estas diferencias en la legislación relativa al matrimonio igualitario en América Latina. Una región inquieta, que a pesar de estar culturalmente atravesada por la iglesia católica, lideró la avanzada en la aprobación del matrimonio gay en el mundo entero.

jordi-diez-matrimonio-gay-america-latina-2

La investigación se sustenta en cinco años de trabajo y cerca de 250 entrevistas a los protagonistas de los procesos en los tres países estudiados. Díez aborda el tema desde una perspectiva política y hace sus aportes a esta disciplina. “Soy cientista político y es lo que se hacer. Como decía mi abuela: ‘zapatero a tus zapatos’ y yo no puedo hacer antropología o sociología. Estos temas para una parte de la comunidad académica no son tan ‘serios’ como serían la economía política o algo por el estilo. Mi argumento es que, usando los mismos instrumentos y herramientas que se usan en las ciencias políticas, se puede estudiar todo tipo de política pública, y el matrimonio igualitario es una de ellas. Es importante que estos temas se pongan en agenda. Por otro lado, creo que pedagógicamente este libro ayuda a entender su política más allá de lo que es la política del matrimonio igualitario o de libertad sexual, porque hablo de instituciones, de historia, de partidos políticos. Entonces, creo que contribuye al debate de qué son las ciencias políticas. Y en último lugar, creo en la interdisciplinariedad y la multidisciplinariedad y puedo contribuir al debate desde mi disciplina, porque hay pocos trabajos de este tipo”.

– En tu estudio comparativo, ¿por qué elegiste tomar Argentina, México y Chile?

– Eso se llama el método de diferencia en política comparada, que viene de John Stuart Mill y se trata de aislar la mayoría de las variables posibles para analizar el fenómeno que te interesa. Elegí los países que están más desarrollados en América Latina porque hay una correlación entre apoyo al matrimonio igualitario y niveles de desarrollo (urbanización, educación e industrialización, por ejemplo). Eso me ayuda a controlar ciertas variables y de acuerdo al método de diferencia, tomo dos casos en los que se produce el fenómeno y un caso en el que no y trato de mitigar cuáles son los factores que explican el fenómeno. Y aquí lo que pasa es que en Argentina y México está aprobado y en Chile aún no. Pero uno de los grandes retos del libro fue que cambió mucho el panorama en este tema en los últimos cuatro años.

– ¿Cuáles son las diferencias y semejanzas entre los diferentes procesos de aprobación del matrimonio gay en los distintos países?

– Una de las variables que utilizo es el diseño institucional, que tiene que ver con el tipo de federalismo. En Argentina, el código civil es a nivel nacional y en México el código civil es a nivel subnacional, como en Estados Unidos. Por eso, en el capítulo sobre México lo llamo “un proceso fragmentado”. Primero se aprueba en la ciudad de México en 2010, el gobierno federal lo lleva a la corte y la corte avala la sentencia diciendo que es constitucional, que los matrimonios reconocidos en la ciudad de México se tienen que reconocer en otros estados. El otro estado que lo reconoce es Quintana Roo, porque el código civil no habla de matrimonio de género, habla de individuos. Es el único en la República que cuando lo aprobaron dijeron: “matrimonio son dos personas”.

presentacion-jordi-diez-matrimonio-gay-america-latina-2

– Y en el caso de Chile, ¿por qué todavía no se aprobó?

– Chile tiene el PIB per cápita más alto de América Latina, es un país que está completamente integrado al mundo, con el mayor número de tratados de libre comercio de América. Chile es el país prototipo para este tipo de legislación, entonces la cuestión es ¿por qué no se dio a pesar de esas condiciones? Por qué un país que está tan avanzado en muchas cosas, no ha aprobado esto y apenas en 2012 aprobó la primera ley sobre discriminación que incluye orientación sexual e identidad de género. Este es el ejemplo de un caso que no lo es. En el libro explico por qué no lo es tocando las tres variables: la habilidad de activistas en forjar alianzas, el segundo es el diseño institucional de los partidos políticos y el tercero es la manera de articular las demandas de tal manera que haya una resonancia social. En Chile, lo que sucede es que el movimiento históricamente ha sido muy débil y hasta recientemente no ha podido forjar alianzas con otros movimientos. El segundo factor tiene que ver con que es un país unitario a nivel nacional y el tipo de hechura de política pública, que es muy de consenso, hace que ciertos grupos conservadores como la Democracia Cristiana funjan como veto. Y la última es que el debate en Chile por la transición que se dio a la democracia no ha permitido debates más amplios. En los 90, la Concertación desmovilizó la sociedad, fue un objetivo explícito que tenían para que no ocurriera lo mismo que en los años 70.

– ¿Es un caso similar al de los Estados Unidos y por eso se tardó tanto en aprobarse allí?

– Estados Unidos comparte similitudes con México y con Chile. Estados Unidos, a diferencia de Chile, es fragmentado, más parecido a México. Estas batallas se han dado a nivel subnacional y está muy judicializado. Entonces ha tardado mucho más, no es como en Chile o en Argentina que cambiás el código civil nacional y ya. También el hecho de que sea fragmentado disminuye el poder de los activistas y tienes otros movimientos conservadores que son muy fuertes, eso hace que sea mucho más tardío. En ese sentido es similar a México: un país fragmentado por el tipo de federalismo. En lo que se parece mucho a Chile es que el tipo de enmarcamiento que se ha dado en Estados Unidos no ha sido sobre democracia o ciudadanía. Eso no se cuestiona. Claramente es un país democrático y de derechos. Pero si uno lee el fallo de Estados Unidos, la sentencia está enmarcada sobre la familia. El argumento es sobre familia, que es muy importante para ellos. Es como el debate sobre inmigración: “no es ciudadanía que vamos a quitar o a dar, es porqué vamos a separar familias”.

– ¿Cómo se explican en Argentina los factores que trabajas en el libro y que son indispensables para la aprobación del matrimonio igualitario?

– En Argentina, el movimiento de liberación homosexual es el más antiguo de América Latina. Parte desde 1967, antes del 69 que es cuando se dice que empezó el de Estados Unidos. También desde el principio estuvieron empapados de debates más amplios, sobre género, derechos humanos, liberación, colonialismo, izquierda. A pesar de la dictadura del ´76 al ´83, lo que pasa es que mucha gente se va al exilio y sigue en contacto. Hay gente como (Carlos) Jáuregui, que fue un activista importante en aquellos años, que estudia en Francia y se empapa de Barthes, Foucault. Entonces, con la recuperación de la democracia en el 83, estos contactos seguían y el primer movimiento de América Latina empieza a conectar los derechos sexuales con los derechos humanos. Antes no se hablaba de eso, era de liberación. Se empieza a hablar de derechos. Esto pasa en un contexto en el que los derechos humanos toman una fuerza muy importante. Son los debates que se dan en los 80, no tanto en los 90 y que a partir de 2003 toman un auge muy muy fuerte. El primer factor, que son las alianzas, en Argentina el movimiento siempre tuvo conexiones muy fuertes con las feministas, con las Madres de Plaza de Mayo y otros grupos, como la comunidad judía e intelectuales y académicos. Se crearon redes muy fuertes que se formaron a través de los años. Eso es lo que yo le llamo “redes informales”, que se van forjando a través de los años y que florecen al momento de impulsar estas leyes.

presentacion-jordi-diez-matrimonio-gay-america-latina-3

– Muchos movimientos sociales trabajaron junto a legisladores haciendo aportes a los proyectos, y si esto no existiera las leyes no podrían salir…

– Exactamente y parte de estas redes son personas del Estado que forman alianzas y cooperan con los actores no estatales. Y lo que pasa en Argentina es que el Estado, dado el sistema de partidos que tiene, es mucho más poroso con estos cruces ya que se pueden dar por varios conductos. Por eso es importante el segundo factor que son los partidos políticos. En Argentina es importante porque no hay un partido confesional, aunque entre los radicales y los peronistas hubo votos a favor y hubo en contra del matrimonio igualitario.

– Pero si hubo una postura de la Iglesia muy fuerte en contra, de hecho la persona que ahora es Papa habló de una “cruzada del demonio” y sin embargo se aprobó.

– Sí, pero no es coincidencia que se haya aprobado en Uruguay y en Argentina donde no hay partidos confesionales. En Brasil, por ejemplo, está frenado en el Senado porque el presidente de la comisión de derechos humanos es evangélico. En Argentina es muy diferente porque no hay un partido confesional que frena las cosas. Y si uno se pone a pensar en el tratamiento del matrimonio igualitario y cuáles fueron esos vetos, sólo fueron dos personas: Cynthia Hotton en la cámara baja y Liliana Negre de Alonso en el Senado, supuestamente allegadas al Opus Dei, pero no había bloques que intentaran frenar esto, que es lo que pasa en Chile con la Democracia Cristiana.

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*