Sí pueden

Sonia Andini y Yanina Paolasso, egresadas de la carrera de Ciencias de la Educación, fueron distinguidas por el Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL) con el primer premio en la categoría «Tesis de licenciatura», edición 2011, con su trabajo «¿Yo, sí puedo leer y escribir? Una aproximación a espacios de alfabetización de jóvenes y adultos”. En esta nota, las autoras presentan un resumen de su investigación, dirigida por María del Carmen Lorenzatti.

En nuestro trabajo de investigación “¿Yo, sí puedo leer y escribir?: Una aproximación a espacios de alfabetización con jóvenes y adultos”, analizamos las características de la implementación del Programa de alfabetización para jóvenes y adultos “Yo, sí Puedo”, en la ciudad de Córdoba en el período 2008 – 2009.

El programa “Yo, sí Puedo” ha sido creado por la Cátedra de personas jóvenes y adultas del Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño (IPLAC), dependiente del Ministerio de Educación de la República de Cuba, con sede en La Habana.

El programa se propone “eliminar el analfabetismo, utilizando como instrumento de alfabetización la comunicación a través de la radio y la televisión”.

“Yo, sí Puedo” tiene un gran  reconocimiento a nivel internacional, formando parte de una tendencia de diversas iniciativas impulsadas a nivel regional a partir de un análisis de la situación del analfabetismo en Latinoamérica.

Nos preguntamos cómo llega a nuestro país y a Córdoba un programa producido en otro contexto y qué características adopta en nuestra localidad, desde la dimensión política y la socio-pedagógica.

Posicionadas desde la perspectiva que proponen los Nuevos Estudios de Literacidad (NEL), entendemos a la alfabetización como una práctica social, imbuida y en permanente relación con otras prácticas sociales, atravesadas por relaciones de poder.

Los llamados “Nuevos Estudios de Literacidad” reúnen a estudiosos de diferentes disciplinas para llenar un vacío semántico en relación con el término alfabetización en castellano. El vocablo alfabetización suele restringirse a un aprendizaje técnico y descontextualizado, además que está vinculado a términos negativos. Se diferencia de literacidad porque ésta “constituye una tecnología que está siempre inmersa en procesos sociales y discursivos, y que representa la práctica de lo letrado no sólo en programas escolares, sino en cualquier contexto sociocultural”.

A partir de una mirada amplia de la alfabetización es que consideramos apropiado abordar este particular objeto desde dos dimensiones vinculadas: una política, desde la que pretendemos analizar, en distintos niveles los lineamientos, metas, objetivos y sujetos que intervienen en la implementación del “Yo, sí Puedo”. Desde la dimensión socio-pedagógica nos propusimos desentrañar cómo se ponen en juego las características metodológicas del programa en un centro de alfabetización y su relación con los procesos de apropiación de la cultura escrita por parte de mujeres jóvenes y adultas que participan en el mismo.

Para el abordaje metodológico optamos por una perspectiva socio-histórica antropológica, a partir del enfoque etnográfico, en tanto nos permitió la producción de conocimiento situado del objeto de estudio.

Compartimos algunas de las reflexiones finales construidas a partir de este trabajo:

El programa cubano se enmarca en la tendencia de diferentes propuestas y acciones de alfabetización en la región que descuidan la dimensión estructural de la problemática.

En los documentos internacionales analizados, la alfabetización es vista como una variable independiente del desarrollo de la sociedad en sus distintos ámbitos y que queda a merced de la voluntad política de los gobiernos de turno. En este sentido, el programa cubano se constituye en una herramienta eficaz para el cumplimiento de estos objetivos, por su economicidad y capacidad de expansión, como un método válido para ser aplicado del mismo modo en diferentes contextos.

Diversos autores plantean la existencia de una tradición en políticas orientadas a la modalidad, que entiende a la alfabetización como una etapa del proceso inicial en la educación, separada de la post alfabetización y la educación básica, lo cual se refleja en la concepción metodológica de separar la letra de los textos con la idea de que primero se aprende el alfabeto y luego todo lo demás.

Afirmamos que la propuesta del “Yo, sí Puedo” se alinea a esta tradición en tanto su concepción esquemática del proceso de implementación en etapas ya sea para lo político como lo metodológico, donde la distancia entre diseño e implementación se profundiza, debido a que carece de contextualización, lo que impacta en su sostenibilidad.

De esta manera vimos que no se tienen en cuenta las localidades en ningún sentido, ni desde las instituciones u organismos gubernamentales que lo adoptan como de los espacios concretos de alfabetización. Se trata de una concepción remedial, reflejada en la escasa articulación entre la multiplicidad de propuestas que coexisten para atender el analfabetismo en la región.

Con el presente trabajo queremos volver a remarcar la importancia de disminuir la brecha tan exclamada entre las concepciones sobre alfabetización desde los lineamientos y acciones políticas en la materia y las producciones en el ámbito académico.

El uso instrumental de los materiales didácticos genera una posición pasiva de los sujetos, facilitador y alfabetizandos, en el proceso de alfabetización.

Decimos que se hace un uso instrumental de estos materiales, principalmente de la tele-clase porque el programa cubano fundamenta la utilización de esta tecnología en su posibilidad de rápida expansión y bajo costo. Se pone un peso sobre lo cuantitativo en desmedro de lo cualitativo, su elaboración responde a una situación de urgencia, tiene la intención de llegar a muchos beneficiarios a un costo reducido.

Esta mirada instrumental externaliza las tecnologías como objetos fijos, como herramientas con un uso y una finalidad concretos. En este sentido la tele-clase como recurso central ha sido creada específicamente para la alfabetización y en consecuencia su presencia determina el acceso a los contenidos al punto que cualquier modificación en el modo de uso establecido impactaría en los resultados.

Por su parte, el tratamiento de los contenidos que se hace desde estos materiales también aportan a una visión de un sujeto pasivo. Desde los contenidos no cuestiona la realidad de los sujetos, no reflexiona sobre el presente, los temas que se desarrollan carecen de una estructura de sentido, y en muchos de los mensajes y recomendaciones como “la leche es buena” o “piensa bien el momento de tener un hijo” dejan entrever una idea infantilizada de los jóvenes y  adultos.

Se dejan fuera del proceso otros saberes que en el centro de alfabetización eran significativos para las mujeres, los cuáles tomaban visibilidad a través de la oralidad en sus interacciones.

Entendemos que el uso de la tele-clase posiciona a los sujetos como espectadores de un proceso ajeno, observan, escuchan y anotan, las palabras de sus “pares” televisivos. En el mismo sentido, la facilitadora se apropia del lugar ceñido, dedicado meramente a la manipulación de los medios audiovisuales, como mediador entre estos y los participantes, que plantea el programa.

El centro de alfabetización se constituyó en un lugar de encuentro para intercambiar y generar ideas, que excedieron el momento de trabajo con la tele-clase.

Aparte del lugar para aprender a leer y escribir, el centro fue tomado por las señoras como un espacio para encontrarse con sus vecinas y compañeras donde intentaron recuperar prácticas desarrolladas en su antiguo barrio, a través de las cuales buscan  redefinir su identidad en este nuevo lugar.

En cuanto a la apropiación de la cultura escrita, como conocimiento para ser usado en prácticas sociales concretas, vemos que queda librado a la trayectoria y acciones personales. El caso particular de una de las mujeres, ilustra su búsqueda continua por vincular su conocimiento del mundo social, aprendido en su cotidianeidad con el uso de la lengua escrita en diferentes contextos comunicativos.

Cómo producto de este trabajo y proyectando a futuras propuestas y experiencias de prácticas de enseñanza y aprendizaje de cultura escrita con jóvenes y adultos, nos interesa revalorizar el encuentro e intercambio que se genera en estos espacios, donde si bien los distintos intereses para aprender a leer y escribir se constituyen en el motor central de los sujetos para conformarlos, allí se construyen otros significados y sentidos, en donde la lectura y la escritura se transforman en medios para trascender este espacio concreto y participar de otras prácticas.

En este sentido, reafirmamos que la alfabetización es una práctica social constituida por un sujeto individual y colectivo, donde sus historias y trayectorias de vida, saberes y propósitos en relación a la cultura escrita, se vuelven contenido esencial para la apropiación de los conocimientos.

1 comentario

  1. Quisiera saber dónde puedo comunicarme con gente del programa Yo, sí puedo para inscribir a una amiga. Posiblemente éste no sea el espacio indicado pero he enviado correos al contacto de la página del programa y todavía no he recibido respuesta. Desde ya agradecida si me pueden facilitar esa información.

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